30 de mayo de 2015

Marrakech, toda una experiencia

Vuelvo a mis post de viajes con nuestra experiencia en Marrakech.  Fuimos 6 amigos el pasado mes de abril y volvimos encantados, fueron 4 días en los que hemos hecho de todo y lo hemos pasado genial.




Os cuento nuestro planning de viaje:

El primer día llegamos a la hora de comer y nada más salir del aeropuerto fuimos en taxi hasta la zona del hotel, al lado de la plaza de Jamaa el Fna. Al ser 6 no hizo falta dividirnos en dos taxis no... fuimos los 6 en uno, a lo ¨¨¿Qué apostamos?¨¨, la verdad que eso se convirtió en algo común allí. 

Nos alojamos en un riad, nos lo habían recomendado y fue todo un acierto, la diferencia es que en cualquier hotel es como si estuvieras en cualquier otro país, en un riad te sientes y vives más Marrakech. El riad es una casa marroquí, con su patio común y una terraza en la azotea. Nuestra elección fue Riad Hamdane & Spa, que en calidad-precio nos pareció ideal y que además tenía (contratado aparte) hamman si querías disfrutar del baño árabe tradicional o masajes. El riad era muy bonito, os dejo fotitos del riad para que veáis como era:

La entrada en una callejuela parelela a la plaza Jamaa el Fna:


La entrada por dentro, patio central al que daban todas las habitaciones con su fuente, un salón común en la terraza cerrado y las habitaciones:



El desayuno en la terraza, donde podías relajarte en cualquier momento del día:


Después de ver el hotel, lo primero que conocimos fue la famosa plaza de Jamaa el Fna, es el lugar más importante de la ciudad ya que es el centro de la vida pública de sus habitantes. A lo largo del día va cambiando de puestos, gente... es un continuo cambio. Como te quedes parado o camines lento, se te van a arrimar en segundos muchos marroquís o bien para pintarte la mano de henna a las chicas o para que cojas serpientes o monos.




En la plaza hay muchos restaurantes y terrazas alrededor, los puestos de comida aparecen al caer la tarde, con puestos de zumos, comida para llevar o para tomarte en unos banquitos. Por la noche es un espectáculo continuo, con música improvisada, gente... que merece la pena observar.




Conocimos ese día también el  Zoco de Marrakech, una vez entras es como estar en un Ikea, una vez entramos no sabíamos salir, muchas calles, caminos, divisiones.... un laberinto del que te encanta todo lo que ves, y en el que tienes que ser avispado para regatear. Encontrareis muchos productos de artesanía en cuero, tapices, metal... productos gastronómicos como dátiles, té, especias... y  herboristerías.





Tras lograr salir del Zoco, dimos un paseo por  el barrio de la Kasbah y cenamos en un sitio que nos gustó mucho, en la terraza del Kasbah Cafe (arriba en la foto, donde las sombrillas).




Al día siguiente teníamos contratada una excursión para ver las cataratas de Ouzoud, lo llevamos preparado desde antes del viaje, en la web de disfruta Marrakech. Pero os hablaré en otro post de esta excursión 100% recomendable.

El tercer día también teníamos contratada una excursión, como por días de viaje no nos merecía la pena ir al desierto, ya que se encuentra lejos de Marrakech, decidimos hacer un paseo en camello en la zona del palmeral. Contratamos en la misma web y por 25 euros nos venían a buscar al riad y nos llevaban en coche al palmeral, nos daban ropas típicas, dábamos un paseo de una hora en camello y para finalizar un rico té descansando.

El paseo nos encantó, fue muy divertido siendo tantos también y acabamos con agujetas, todo hay que decirlo. El palmeral de Marrakech tiene más de 100.000 palmeras, esta considerada actualmente una zona de lujo con residencias, hoteles y campos de golf.


Tras el paseo y una parada en el riad, comimos en la plaza y fuimos directos a ver los palacios, os recomiendo consultar horarios ya que cierran pronto muchos sitios turísticos.

El Palacio Bahía, construido a finales del siglo XIX con 8 hectáreas de extensión y 150 habitaciones que dan a  diversos patios y jardines, este palacio fue construido con el objetivo de ser el más impresionante de todos los tiempos. La pena del palacio es que todas sus habitaciones se encuentran vacías, ya que fueron  desvalijadas por completo tras la muerte del visir. Aún así merece la pena verlo, por sus patios y los techos que permanecen.


El Palacio Badi, construido a finales del siglo XVI, actualmente se encuentra en ruinas y tenemos que hacernos una idea de lo que fue.  El palacio contaba con más de 300 habitaciones decoradas con los mejores materiales de la época: oro, turquesa y cristal. Su declive comenzó en el siglo XVII, cuando el sultán decidió trasladar la capital de Marrakech a Meknes saqueando por completo el palacio.



Tumbas Saadíes: de finales del siglo XVI, fueron abiertas al público en 1917, año en el que fueron descubiertas. En el jardín  hay más de 100 tumbas decoradas con mosaicos, en las que están enterrados los cuerpos de los sirvientes y guerreros de la dinastía saadí. El mausoleo principal es el edificio más importante, donde están enterrados el sultán  Ahmad al-Mansur (el creador) y su familia.






Después de visitar estos 3 lugares que son los que cierran más pronto (entre las 5-6 de la tarde) Dimos un paseo en calesa, algo que hay que hacer en Marrakech, de camino a los jardines más famosos de la ciudad, pero no por ello los más bonitos: Los jardines de Menara.


Jardines de Menara: creados en 1870 sobre un antiguo estanque almohade. Los jardines constan de un gran estanque, miles de olivos y presidiendo un edificio central. Es una visita obligada si te da tiempo, pero no son los que más nos gustaron.


Tras el día tan completo que tuvimos, sobre todo un medio día de sol intenso en los palacios, dimos un paseo por los alrededores de la Mezquita Koutobia, la más importante de Marrakech, construida en 1158. En ella destaca su minarete que recuerda a la Giralda de Sevilla y tiene una altura de 69 metros. 


Paseando por Marrakech encuentras muchos puestos de fruta por la calle o en carros y además de muchas motocicletas, encontrareis burros.



Como era nuestra última noche, quisimos ir a un restaurante más especial y con espectáculo, Dar Essalam fue todo un acierto. El sitio era precioso, tuvimos espectáculo toda la noche y los mejores tajines y cuscús que hemos comido.


Arriba tajín de pollo al limón, abajo postre árabes de hojaldre y cus cús

Cuarto y último día, sólo nos quedaba por ver dentro de lo más destacado de la ciudad, el jardín más bonito de Marrakech: el Jardín Majorelle, creado en 1924 por Jacques Majorelle, un pintor francés asentado en la ciudad desde 1919. En 1947 se abrieron al público en general y desde 1980 son propiedad de Yves Saint Laurent, su pareja Pierre Bergé lo restauró y hoy en día se encuentra muy cuidado, también por el precio de su entrada (5 euros) que comparándolo con el resto de palacios (1 euro) es una diferencia notable. El jardín tiene un memorial al diseñador, indicado por todo su recorrido. Preparaos para sacar unas fotos bien bonitas entre azul, amarillo y los cactus.






Una visita que nos quedamos con ganas, pero que al final por tiempo y al no estar en el centro no pudimos hacer, es el hotel La Mamounia, con un encanto muy especial en cada uno de sus restaurantes y bares. Sólo lo vimos en calesa de camino a los jardines de Menara.


Marrakech es para pasear y sentir su esencia, a veces puede ser una locura de calles, coches, gente... pero merece la pena la experiencia de saborear el espíritu de Marruecos en estado puro. 

Pastas y té menta, mi combinación favorita en el viaje

(Imágenes Petite Gilda)

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